Monición
Queridos Hermanos:
Bienvenidos a este cuarto día de la novena de Navidad donde profundizaremos en el desafío de la fraternidad. Isabel es el personaje de hoy y tenemos nuestra mirada en el encuentro que ella tiene con María. No solo es el encuentro de dos mujeres sino de dos niños, Juan y Jesús, que se gestan en su ser. Es la vida que se manifiesta, son dos historias, dos generaciones, es la experiencia de dos madres que deben afrontar el reto de generar una nueva vida.
Iniciamos, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo punto Amén.
Oración Inicial
Señor Jesucristo.
Pan vivo bajado del cielo:
Mira al pueblo de tu corazón
que hoy te alaba, te adora y te bendice.
Tú que nos reúnes alrededor de tu mesa
para alimentarnos con tu Cuerpo,
haz que superando toda división, odio y egoísmo,
nos unamos como verdaderos hermanos,
hijos del Padre Celestial.
Envíanos tu espíritu de amor,
para que buscando caminos de fraternidad:
paz, diálogo y perdón,
colaboremos para sanar las heridas del mundo.
Amén.
Escuchemos la Palabra.
Lectura del Evangelio según San Lucas. Lc 1, 39-45.
En aquellos días, María se levantó y partió sin demora a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno. Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantó la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.
Palabra del Señor.
Reflexionemos.
María salió presurosa a visitar a su prima Isabel, no perdió tiempo en indecisiones. Llegó hasta donde Isabel y se encontró con la conexión de dos vidas que se gestaban en su seno: Jesús y Juan. Vivieron juntas el desafío de la fraternidad porque a pesar de ser de dos generaciones distintas, comparten experiencias en común.
El vientre materno es un lugar de comunicación profunda del niño con su madre, el contacto y la escucha son dos características de este lugar donde todos empezamos a familiarizarnos con el mundo externo. Encontramos aquí el sonido sereno y protector del corazón de nuestra madre que se hace eco de la protección amorosa de Dios. Juan y Jesús, vivían y experiencia el momento del encuentro de María e Isabel.
Peticiones.
María comparte con Isabel la alegría de la vida que lleva en su ser. Presentemos nuestras súplicas confiadas al Señor y digamos.
Señor, permítenos asumir el desafío de la fraternidad.
- Por todas las mujeres embarazadas, para que asuman con alegría y responsabilidad la misión que les ha sido confiada y puedan experimentar la vida que llevan en su ser. OREMOS.
- Por todos los niños no nacidos, por diferentes razones, para que puedan descansar en paz y desde el cielo intercedan por sus padres. OREMOS.
- Señor te pedimos por todos los niños que han perdido a sus padres, que pasan dificultades o que viven en situaciones de riesgo, para que encuentren la protección y el cuidado que necesitan. OREMOS.
- Por todos nosotros, para que asumamos el desafío de la fraternidad y podamos ser gestores de vida desde nuestras realidades concretas. OREMOS.
Padre nuestro… Dios te salve María… Gloria al Padre…
Oración Final.
Un hijo se nos ha dado.
Eres tú, Jesús,
el Hijo que me hace hijo.
Me amas como soy,
no como yo me creo que soy; yo lo sé.
Al abrazarte, niño del pesebre,
abrazo de nuevo mi vida.
Acogiéndote, Pan de vida,
también yo quiero entregar mi vida.
Tú que me salvas, enséñame a servir.
Tú que no me dejas solo,
ayúdame a consolar a tus hermanos,
porque – Tú sabes – desde este día
Todos son mis hermanos.
Amén.
(Opcional)