¡Buenos días!
Iniciamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Hoy muchos hombres, y más mujeres todavía, de todas las condiciones —solteros, casados, sacerdotes, consagrados. Son nuestros misioneros; esas personas que han oído la voz del Redentor que las llama y están convencidas de que pueden aportar su grano de arena para que este mundo sea un poco más digno cada día.
Escuchemos la siguiente canción: CORAZONES ARDIENTES, PIES EN CAMINO.
Para terminar esta oración, encomendamos a Dios, nuestro Padre, por la salud de nuestra compañera Mikaela Mejía.
Padre nuestro…
Dios te salve María…
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…