¡Buenos días Familia!
Iniciamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
- Este próximo domingo, en la Eucaristía escucharemos este pasaje del Evangelio de Marcos (1,21-28). En él Jesús participa activamente en la oración común en una sinagoga.
El sábado entró Jesús en la sinagoga
Llegaron a Cafarnaúm, y el sábado entró Jesús en la sinagoga y comenzó a enseñar. La gente se admiraba de cómo les enseñaba, porque lo hacía con plena autoridad y no como los maestros de la ley. En la sinagoga del pueblo, un hombre que tenía un espíritu impuro gritó:
–¿Por qué te metes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo te conozco. ¡Sé que eres el Santo de Dios!
Jesús reprendió a aquel espíritu, diciéndole:
–¡Cállate y sal de este hombre!
El espíritu impuro sacudió con violencia al hombre, y gritando con gran fuerza salió de él. Todos se asustaron y se preguntaban unos a otros:
–¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva y con plena autoridad! ¡Hasta a los espíritus impuros da órdenes, y le obedecen!
Muy pronto, la fama de Jesús se extendió por toda la región de Galilea.
- Orar como Jesús, hoy
Orar como Jesús de cara al Padre, en el silencio del encuentro,
con las manos vacías, y los oídos bien abiertos,
con la vida del pueblo y de los necesitados en su mirada,
y el proyecto de Dios en su horizonte…
Así oraba Jesús: Buscando la voluntad del Padre,
intentando discernir los signos del tiempo en que vivía,
abriendo huellas para el Reino y ocupándose de la vida de la gente.
Así oraba Jesús: Dedicando un tiempo y un lugar,
escuchando y aceptando, pidiendo fuerzas para ser fiel,
y poniendo su vida en las manos del Padre.
Señor de la Vida, enséñanos a orar así. Amén