PRIMER DÍA DE LA NOVENA. ZACARÍAS. UNA FRATERNIDAD HERIDA


Monición.

Queridos Hermanos:

Hoy iniciamos nuestra Novena de Navidad, con el tema “Jesús, pan vivo bajado del cielo”, en preparación al quincuagésimo tercer aniversario del Congreso Eucarístico que se celebrará en septiembre del 2024. En este primer día Zacarías nos manifiesta cómo su oración confiada al Señor tiene su recompensa. Él y su esposa Isabel reciben el regalo de ser padres pese a una fraternidad herida ocasionada por sus dudas y temores; Dios siempre cumple su promesa.

Iniciamos, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración Inicial

Señor Jesucristo.

Pan vivo bajado del cielo:

Mira al pueblo de tu corazón

que hoy te alaba, te adora y te bendice.

Tú que nos reúnes alrededor de tu mesa

para alimentarnos con tu Cuerpo, 

haz que superando toda división, odio y egoísmo, 

nos unamos como verdaderos hermanos, 

hijos del Padre Celestial. 

Envíanos tu espíritu de amor, 

para que buscando caminos de fraternidad:

paz, diálogo y perdón,

colaboremos para sanar las heridas del mundo. 

Amén.

Escuchemos la Palabra.

Se le apareció entonces un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y un gran temor se apoderó de él. Pero el Ángel le dijo: “No temas, Zacarías, porque tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu mujer, te dará un hijo, a quien pondrás el nombre de Juan. Tú te llenarás de alegría y regocijo, y otros muchos se alegrarán también de su nacimiento, pues él será grande a los ojos del Señor. Convertirá a muchos israelitas al Señor; irá delante del Señor a prepararle un pueblo dispuesto a recibirlo”. Pero Zacarías replicó: “¿Cómo podré estar seguro de esto? Porque yo ya soy viejo y mi mujer también es de edad avanzada”. El Ángel le contestó: “Yo soy Gabriel, el que asiste delante de Dios. He sido enviado para hablar contigo y darte esta buena noticia. Ahora tú quedarás mudo y no podrás hablar hasta el día en que todo esto suceda, por no haber creído en mis palabras que se cumplirán a su debido tiempo. 

Palabra del Señor.

Reflexionemos.

El nombre “Zacarías” significa “Dios se ha acordado”, en hebreo. ¿Y de qué se ha acordado Dios aquí? En primer lugar, de la súplica del mismo Zacarías, que no había podido tener hijos. Le dice el Ángel: “tu Súplica ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará un hijo”. Pero antes de esto Dios se ha acordado de su pueblo, un pueblo necesitado de alegría, de conversión y de apertura a Dios.

Por eso Dios envía a Juan como su profeta. Para que, a través de su fidelidad a la voz de Dios (“Juan” significa “hombre fiel a Dios”), el pueblo se “alegre”, se “convierta” al Señor y esté “dispuesto a recibirlo”, como hemos escuchado en la lectura.

Peticiones.

Zacarías hoy nos enseña a confiar en la fuerza de la oración y en la misericordia del Señor. Digamos juntos después de cada petición:

  1.  Por la Iglesia Universal, para que este tiempo de preparación para la Navidad, sea una oportunidad para renovar la experiencia de fe y de confianza en el señor. OREMOS.
  2.  Te pedimos Señor por las familias, para que sean el lugar propicio para fortalecer la fraternidad, el afecto y el respeto mutuo. OREMOS.
  3.  Te presentamos Señor a todos los niños que viven cualquier tipo de violencia, para que puedan encontrar Paz en medio de las circunstancias que experimentan. OREMOS.
  4.  Por todos quienes hoy iniciamos el rezo de la Novena de Navidad, para que la meditación de cada día, prepare nuestro corazón para recordar el nacimiento de Jesús como pan vivo bajado del cielo. OREMOS.

También pedimos por la salud de Cristina Maruri y decimos juntos: Padre nuestro… Dios te salve María… Gloria al Padre…

Oración Final.

Un hijo se nos ha dado.

Eres tú, Jesús,

el Hijo que me hace hijo.

Me amas como soy,

no como yo me creo que soy; yo lo sé.

 Al abrazarte, niño del pesebre,

abrazo de nuevo mi vida.

Acogiéndote, Pan de vida,

también yo quiero entregar mi vida.

Tú que me salvas, enséñame a servir.

Tú que no me dejas solo, 

ayúdame a consolar a tus hermanos,

porque – Tú sabes – desde este día

 Todos son mis hermanos.

Amén. 

(Opcional)

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