SEXTO DÍA DE LA NOVENA. LA SAGRADA FAMILIA. LA FRATERNIDAD SE VIVE EN FAMILIA.


Monición

Queridos Hermanos:

En este sexto día de la Novena, reflexionaremos sobre la fraternidad que se vive en la familia, detendremos nuestra mirada en la Sagrada Familia que se convierte en un modelo de diálogo, comprensión y aceptación. Peregrinan juntos y pasan dificultades, experimentan momentos complejos al no encontrar posada ante el nacimiento de Jesús y comparten el dolor de los migrantes que han tenido que abandonar su tierra para buscar un mejor futuro. La familia siempre será la Iglesia doméstica donde se aprenda a vivir en autenticidad los valores del Reino.

 Iniciamos, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

Oración Inicial

Señor Jesucristo.

Pan vivo bajado del cielo:

Mira al pueblo de tu corazón

que hoy te alaba, te adora y te bendice.

Tú que nos reúnes alrededor de tu mesa

para alimentarnos con tu Cuerpo, 

haz que superando toda división, odio y egoísmo, 

nos unamos como verdaderos hermanos, 

hijos del Padre Celestial. 

Envíanos tu espíritu de amor, 

para que buscando caminos de fraternidad:

paz, diálogo y perdón,

colaboremos para sanar las heridas del mundo. 

Amén.

Escuchemos la Palabra.

Por aquellos días, se promulgó un edicto de César Augusto, que ordenaba un censo de todo el Imperio. Este primer censo se hizo cuando Quirino era gobernador de Siria. Todos iban a empadronarse, cada uno en su propia ciudad; Así es que también José, perteneciente a la casa y de familia de David, se dirigió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén, para empadronarse, juntamente con María, su esposa, que estaba embarazada.

Palabra del Señor.

Reflexionemos.

La fraternidad se vive en familia, porque no nos podemos salvar solos, necesitamos de los demás, y nuestra familia se convierte en el entorno más cercano que tenemos. A veces perdemos de vista cuán importante es este regalo, pero la Sagrada Familia es el mejor referente de apoyo, de cercanía y de aceptación.

El evangelio de hoy, nos recuerda el movimiento que generó el censo, un cambio drástico en la vida de María y José. Ya estaba anunciado que Jesús iba a nacer en Belén, y así se cumplía lo que los profetas habían profetizado. En medio de este difícil trayecto el sol, el cansancio ¿Sería fácil para María caminar y movilizarse en el estado en el que se encontraba?

Cuando tenemos que salir de nuestras comodidades lo primero que hacemos es quejarnos, porque sabemos todo lo que implica un cambio. Pero a veces no hay otra forma de llegar a nuestro destino, sino renunciando algunas cosas. José y María tuvieron que migrar para llegar a su destino. Emprendieron una ruta inesperada.

Peticiones.

La Sagrada Familia, nos invita a fortalecer los lazos de fraternidad y a buscar siempre el bienestar de los demás. Presentemos hoy nuestras súplicas diciendo:

  1.  Por todas las familias que se han separado por la migración, para que vivan con fe está difícil situación y se mantengan unidos a pesar de las dificultades. OREMOS.
  2.  Por todas las parejas que pasan por momentos de crisis, para que a pesar de las diferencias y conflictos puedan renovar su compromiso de amarse y respetarse para toda la vida. OREMOS.
  3. Te presentamos Señor la realidad de tantas familias las resquebrajadas por el resentimiento, la infidelidad, la violencia y la desconfianza, para que tú puedas sanar sus profundas heridas con tu amor. OREMOS.
  4.  Por todos nosotros, para que sepamos descubrir que nuestras familias son auténticas Iglesias Domésticas, donde se aprende a amar a Dios sobre todas las cosas y a buscar el bien común. OREMOS.
  5. También te pedimos por las familias de Cristina Maruri y Mikaela Mejía para que en ellas reine la salud y la alegría. OREMOS.

Padre nuestro… Dios te salve María… Gloria al Padre…

Oración Final.

Un hijo se nos ha dado.

Eres tú, Jesús,

el Hijo que me hace hijo.

Me amas como soy,

no como yo me creo que soy; yo lo sé.

 Al abrazarte, niño del pesebre,

abrazo de nuevo mi vida.

Acogiéndote, Pan de vida,

también yo quiero entregar mi vida.

Tú que me salvas, enséñame a servir.

Tú que no me dejas solo, 

ayúdame a consolar a tus hermanos,

porque – Tú sabes – desde este día

 Todos son mis hermanos.

Amén.

(Opcional)

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