¡Buenos días!
Iniciamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen
Leemos la siguiente lectura:
Un escultor estaba cincelando con mucho cuidado y
dedicación un grueso bloque de mármol. Un visitante,
después de contemplar con ojos extasiados la belleza
perfecta que iba logrando el escultor, le preguntó:
- ¿Dónde se va a colocar esta estatua?
- Vamos a colocarla allá, arriba de esa torre, contestó el
escultor. - ¿Cómo? ¿Allá arriba, tan lejos del suelo? ¿Y para qué
elaborar con tanto detalle una estatua cuya belleza nadie
podrá apreciar a esa altura? Y el escultor respondió con
una sonrisa: - La verán los ojos de Dios.
REFLEXIÓN:
Lo que cuenta, en nuestra vida, es lo que vale a los ojos de Dios y no tanto lo
que piensa la gente. Jesús nos invita a seguir su misión, hacer el bien. No hay
que preocuparse por lo que dirá la gente, tampoco esconder el bien que
estamos haciendo, sino estar seguros de que estamos haciendo su voluntad.
Proverbios 3,27s.
Hijo mío, no le niegues un favor a quien lo necesita, si lo puedes hacer.
Si le puedes dar ahora a tu prójimo lo que te pide, no le digas: «Vete y vuelve mañana».
No pienses en hacerle daño a tu prójimo, que ha puesto su confianza en ti.
Con nadie entables pleito sin motivo, si no te ha hecho ningún daño.
Reflexión
Dame un corazón sencillo y dispuesto, Jesús, un corazón solícito como el tuyo, dame también una actitud de escucha constante y el discernimiento necesario para descubrir tu rostro en el rostro de mis hermanos necesitados, y así, poder servirte y amarte en ellos.
Decimos juntos:
Padre nuestro…
Dios te salve María…
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…