Iniciamos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Hacemos juntos la siguiente oración:
Que no busque yo….
Que no pida yo nunca
estar libre de peligros y dificultades,
sino fortaleza para afrontarlos.
Que no quiera yo que se apaguen mis dolores,
sino que sepa dominarlos mi corazón.
Que no busque yo amigos
por el campo de batalla de la vida
sino más fuerza y valor en mí.
Que no anhele yo, con afán temeroso,
ser salvado
sino esperanza de conquistar,
paciente, mi libertad.
¡Que no sea yo tan cobarde, Señor,
que quiera tu misericordia en mi triunfo,
sino tu mano apretada en mi fracaso!
Finalizamos diciendo juntos, Padre Nuestro…Dios te Salve María…y Gloria al Padre…