VIERNES 26 DE SEPTIEMBRE DE 2025


Iniciamos nuestra Oración en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oramos por nuestros familiares y amigos enfermos, especialmente por la salud de la Licenciada Nancy Merino, las señoritas Mikaela Mejía, Jenixer Castillo y Gabriel Villacis y por el Señor Edison Zuñiga y la niña Rosita Gaibor, de octavo grado. Oramos de manera especial por el Eterno Descanso de la Señora Cristina Maruri.

Reflexión del Evangelio de hoy

«Vosotros, ¿quién decís que soy yo?»

Las preguntas que Jesús hizo a los Apóstoles bien pueden considerarse como formuladas a nosotros. En primer lugar, quiso saber, a través de ellos, lo que pensaba la gente acerca de su persona. Las contestaciones demostraron que en aquella tierra lo conceptuaban muy alto. Podía ser Juan Bautista a quien mandó decapitar Herodes, también el profeta Elías vuelto a la vida, o alguno de los antiguos profetas resucitados. No dejaba indiferentes a los que se acercaban a él, por sus hábitos personales, interés por los demás, compasión y milagros. Su sabiduría y doctrina era, en verdad, singular, en definitiva, extraída de las fuentes divinas. «Jamás hombre alguno habló como este hombre» (Jn 7, 45-51).

En el caso de que, sobre el particular, se sondearan nuestras percepciones acerca de lo que dice la gente sobre la identidad de Jesús, quizás contestáramos que las comunicaciones en nuestro mundo son más ricas de lo que fueron nunca, pero la contestación no es nada fácil al presente. —Resulta obvio que se escribe y opina muy diversamente de este personaje histórico, pero son muchos los que no se benefician de las corrientes culturales y de las confesiones religiosas y, por tanto, lo desconocen o tienen informaciones muy vagas.

Pero la pregunta de Jesús fue y es doble: ¿Vosotros quién decís que soy yo? Un buen interrogante para sincerarnos los lectores de este comentario y lanzarnos con valentía a cuanto entraña la confesión de Pedro: —«El Mesías de Dios».

Terminamos nuestra Oración juntando nuestras manos y dirigiendonos a nuestro Padre Dios, diciendo juntos: Padre Nuestro…y a nuestra Madre del Cielo, Dios te Salve Maria…y gloria al Padre…

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