¡Buenos días!
Iniciamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Hoy os invitamos a comenzar el día y la semana con la siguiente oración que nos reta a vivir como enviados desde el compromiso, siendo misioneros y misioneras allí donde estamos, en el lugar donde soñamos. Escuchamos la siguiente canción Alma Misionera (Hna. Glenda) https://youtu.be/zZJiiUN-IX0
Señor, despiértame, llámame.
Sácame de mi mundo.
Que no me invente más historias
para justificar que no me muevo,
que no reaccionó.
Que abra mi alma
a lugares que no sé dónde están,
a culturas que no conozco,
a seres humanos que me necesitan
casi tanto como yo a ellos.
Ponme en camino
hasta esas personas que me esperan,
porque sueñan con alguien
que pueda hablarles de Dios;
de un Dios bueno, tierno,
compasivo, que ama de verdad,
no como los dioses de los hombres.
Señor, dímelo también a mí.
Amén
Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 18-21
En aquel tiempo, , decía Jesús:
«¿A qué es semejante el reino de Dios o a qué lo compararé?
Es semejante a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; creció, se hizo un árbol y los pájaros del cielo anidaron en sus ramas».
Y dijo de nuevo:
«¿A qué compararé el reino de Dios?
Es semejante a la levadura que una mujer tomó y metió en tres medidas de harina, hasta que todo fermentó».
Palabra del Señor.
Reflexión
Con ambas parábolas Jesús muestra paradójicamente que el Reino, que empieza como algo pequeño (semilla/levadura), acaba creciendo (árbol) y llegando a todas partes (gran masa). La primera de ellas nos dice que el Reino crece poco a poco, pero llega a ser algo grande y se convierte en protección, resguardo y abrigo. Con la segunda parábola, la de la levadura, se nos habla del Reino como una experiencia transformadora de la realidad.
Encomendamos a Dios, nuestro Padre, por la salud de la señora Katherine Tamayo.
Padre nuestro….
Dios te salve María…
Gloria al Padre…
V/. Venerable Hermano Gabriel Taborin.
R/. Ruega por nosotros