Iniciamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen
Todos somos importantes, todos tenemos algo que ofrecer a los demás, Dios ha puesto ya en nosotros aquello que nos hará felices y que hará felices a los que nos rodean. Solo tenemos que encontrarlo y ponerlo en práctica.
NARRACIÓN
Las personas son los dones que Dios me ofrece; algunos vienen muy bien envueltos, otros de forma menos atractiva; algunos han sido maltratados en el correo, otros llegan con sello de urgencia;
el envoltorio de algunos se ha deteriorado mucho, otros vienen cerrados a cal y canto…
Pero es de suma importancia que comprendamos que el envoltorio no es regalo,
porque es muy fácil equivocarse a este respecto y juzgar el “contenido” por el «continente».
A veces el regalo se desempaqueta con mucha facilidad; pero en ocasiones necesitamos ayuda para abrirlo.
Quizá sea porque tiene miedo; tal vez le hayan hecho daño y no quiera ser herido de nuevo;
puede que alguna vez se abriera y lo rechazaran y es posible que ahora se sienta más “objeto” que “ser humano”.
Nosotros somos personas y como los demás seres humanos, también somos dones.
Dios nos llenó de una bondad que es sólo nuestra y, sin embargo, a veces nos da miedo dentro de nuestra envoltura…
Tal vez temamos decepcionarnos, o puede que no confiemos en nuestro propio contenido,
o es posible que nunca hayamos aceptado realmente el don que somos…
En cada encuentro y cada vez que nos comunicamos con otras personas, hay un intercambio de dones.
Mi don soy yo; tu don eres tú. Todos somos regalos los unos para los otros.
PARA COMENTAR:
¿Qué puedo yo ofrecer a los demás?
¿Cuáles son los dones que Dios me ha dado?
ORACIÓN:
Ayúdanos Señor a compartir todo lo bueno que Tú has puesto en nosotros con todos aquellos que nos rodean, que sepamos entregar lo mejor de nosotros mismos para construir un mundo más justo y más fraterno. AMÉN.
Terminamos la oración diciendo:
PADRE NUESTRO…
DIOS TE SALVE MARÍA…
GLORIA AL PADRE, LA HIJO Y AL ESPÍRITU SANTO…