Buenos días.
Iniciamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
TOMARSE LA VIDA…
Sí, tomarse la vida en serio,
pero no con la seriedad de un semblante sombrío, ni con falta de alegría.
Vivir –o tomarse la vida– en serio, es saber que nuestro tiempo es valioso.
Que es mejor amar que odiar, y es mejor dar(se) que ahorrarse para nada.
Es elegir algunas causas por las que dejarse la piel, batallas que te quiten el sueño, que te suban al cielo, que te arranquen sonrisas y te llenen de anhelo. Hay tantas facetas en cada historia personal donde podemos ponerlo todo en juego: el estudio, el amor, la familia, el cansancio, la solidaridad…
Tomarse uno en serio es…
Saber mirarse, con ojos limpios, en el espejo de la vida.
Es reconocer la debilidad, pero sin sucumbir a ella.
Es enamorarse en varios momentos de la historia.
Es complicarse los días, por causas solidarias.
Es tropezar, y levantarse las veces que haga falta.
Es abrir la mente a las grandes preguntas.
Es …. (añadir nuevas ……. vosotros)
Padre nuestro…
Dios te salve María…
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…