¡Buenos días!
Iniciamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
¡Estamos ya en la última semana del curso! Por eso, hoy, queremos hacer oración, como cada semana, con una lectura del evangelio, porque escuchar lo que pone en el evangelio, es como escuchar la voz de Jesús.
En la lectura que vamos a leer, Jesús nos habla de lo importantes que son los amigos.
Jesús estaba con sus discípulos en la última cena. Y cuando acabaron de cenar, se puso a hablar con ellos. Estaba muy serio. Era como si les quisiera enseñar la lección más importante. Entonces les dijo: «Este es mi mandamiento: amaros los unos a los otros, como yo os he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Si haces las cosas por obligación, por dinero o por miedo, entonces eres un siervo. Pero para mí vosotros no sois siervos. Sois mis amigos. Y si hacéis lo que yo hago, si os portáis como yo, si vivís de la misma forma que yo, quiero que sea por amistad. Yo os elegí a cada uno de vosotros. Y os enseñé lo que he aprendido de mi padre Dios. Y os he destinado para que vayáis y deis fruto, un fruto duradero».
REFLEXIÓN:
– Es muy importante para todos tener personas que jueguen con nosotros, nos apoyen y nos escuchen: son nuestros amigos…
– También es importante tenerte a ti a nuestro lado, Jesús, porque eres nuestro amigo.
– Teniendo amigos y compartiendo con ellos mis alegrías y mis penas, también trasmito tu mensaje. Pero necesito aprender de ti, Jesús, a ser buen amigo: a compartir, a querer más, a no querer tener siempre la razón…
– Hoy le pedimos que, aunque quizá nos separemos de nuestros amigos durante el verano, sepamos cómo podemos ser mejores amigos de nuestros amigos al curso que viene.
Con el corazón contamos a Jesús cómo se llaman nuestros amigos.
Por ellos y por los amigos de todos los niños, rezamos juntos…
Padre nuestro…
Dios te salve María…
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…