MOVIDA POR EL ESPÍRITU
INICIAMOS EN EL NOMBRE DEL PADRE, DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMEN
En la mañana de Pentecostés María está presente e inicia con su oración el comienzo de la evangelización con la fuerza del Espíritu Santo. Ella es la mujer que ve nuestro mundo con y desde los ojos del Espíritu.
Allí donde empieza a nacer la fe, en el corazón de una persona creyente… En todo grupo o comunidad, que quiere seguir a Jesús, allí está María animando. Sin el testimonio de María, una comunidad no se construye, no descubre el sentido pleno de su envío y de su misión, y, en los momentos difíciles, no podrá soportar la espera del Espíritu sin perder la esperanza.
“Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería” (Hch 2,1-4).
Hoy te invitamos a hacer tuya esta oración y a dejarte mover por el Espíritu, que es amor:
Toma una sonrisa y regálasela a quien nunca la ha tenido.
Toma un rayo de sol y hazlo volar hasta donde reina la noche.
Descubre una fuente y haz que se bañe en ella quien vive en el fango.
Toma una lágrima y ponla en el rostro de quien nunca ha llorado.
Toma el valor y ponlo en el ánimo de quien no sabe luchar.
Descubre la vida y cuéntasela a quien no sabe captarla.
Toma la esperanza y vive en su luz.
Toma la bondad y dásela a quien no sabe dar.
Descubre el amor y dáselo a conocer al mundo. [Gandhi]
Decimos juntos:
Padre nuestro…
Dios te salve María…
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…