Iniciamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen
Es verdad, Señor,
que muchas veces en el camino
experimentamos el cansancio y la apatía.
Por eso volvemos a ti,
una y otra vez, nuestra mirada.
Tú, que has hecho alianza de amor
con nosotros, pobres pecadores,
haznos confiar en ti siempre.
Sé que tú no fallas;
caminar en ti es garantía.
Podrán fallarnos las cosas,
podrán fallarnos las personas,
incluso podrían fallarnos los amigos,
pero tú …, es imposible,
pues siempre acudes a la cita
y cumples tus promesas.
Ahora caminamos hacia ti
todos juntos
y vivimos en esa confianza
de saber de ti,
de saber de tus planes,
de una alianza nueva y eterna,
sellada con tu sangre. Amén
Para terminar decimos juntos:
Padre nuestro…
Dios te salve María…
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…