¡Buenos días!
Iniciamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
Esta mañana queremos ayudar a ver la vida con esperanza, siendo capaces de sobreponernos a los momentos más duros, y sin olvidarnos de esas personas que no disponen de recursos o están viviendo momentos difíciles. Tras esta reflexión, no nos olvidemos que “DESDE CERCA O DE LEJOS”, podemos seguir aportando nuestro granito de arena para ayudar a esas personas que tanto lo necesitan.
CANCIÓN: PRISIÓN ESPERANZA, Manuel Carrasco
Tras escuchar la canción podemos hacer esta oración, primero individualmente. Después, repetir en voz alta la frase que más les ha gustado y terminar leyéndola entera en voz alta todos juntos.
Señor: Me cuesta comenzar el día,
porque sé que es una nueva tarea,
un nuevo compromiso, un nuevo esfuerzo.
Ayúdame a comenzarlo con entusiasmo,
con alegría, con ilusión nueva.
Sé que estás a mi lado:
en mi familia, en mis amigos,
en las cosas, en mi propia persona.
Gracias por sembrar paz,
solidaridad, amor, entre todos.
Y sé, Señor, que esta tarea
la comienzan cada mañana
otros niños de cualquier punto de la tierra.
También te pido por ellos,
y con ellos te digo:
¡Buenos días, Señor!
Padre nuestro…
Dios te salve María…
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…
Venerable Hermano Gabriel Taborin.
Ruega por nosotros.
Evangelio según san Lucas (6,12-19):
En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Palabra de Dios
Reflexión
En nuestro «sentido común» nos preguntamos si Jesús no podría haber elegido mejor. Sin embargo, en el «sentido evangélico», sabemos que todo formaba parte del gran designio de Dios, y que las decisiones de Jesús, a las que llegó tras horas de oración, estaban perfectamente alineadas con la voluntad de Dios. Esto debe consolarnos: si hemos llegado a decisiones después de esfuerzos sinceros por discernir la voluntad de Dios y horas de oración, incluso cuando son aparentemente desastrosas, podemos estar seguros de que nuestras decisiones están a salvo dentro del gran diseño de Dios.