¡Buenos días y feliz semana!
Iniciamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen
Ayer fue fiesta grande para la Iglesia. Ayer se cumplieron cincuenta días de la Resurrección de Jesús. Ayer celebramos la fiesta de Pentecostés. Ayer celebramos la venida del Espíritu Santo… Proponemos hoy, como oración de esta mañana, una lectura adaptada del evangelio de ayer, domingo de Pentecostés. También lo podemos ver a través del siguiente enlace:
Al llegar el día de Pentecostés, todos los discípulos estaban reunidos en la misma casa. Aún pasaban mucho tiempo escondidos, por miedo a que las autoridades judías les persiguieran, como habían perseguido a Jesús. De repente, un ruido fuerte, como si fuera un viento muy intenso, resonó en la casa. Y vieron unas llamas de fuego que se posaban sobre cada uno. Era el Espíritu de Dios. Todos empezaron a hablar en distintos idiomas. Era como si Dios les mandase hablar con todo el mundo.
Entonces salieron a la calle. Ya no tenían miedo. Jerusalén estaba lleno de judíos de muchos lugares, de ciudades y países muy lejanos; y estaban sorprendidos, porque los amigos de Jesús hablaban en todos los idiomas, contando siempre las maravillas que había hecho Dios.
REFLEXIÓN:
Después de la experiencia de la Resurrección, los primeros discípulos sienten en ellos la presencia de una FUERZA interior y la claridad de una LUZ, que les ayuda a vivir como Jesús les había enseñado. Ese aliento de vida y de paz es el Espíritu de Jesús. Jesús prometió que se lo iba a enviar.
Terminamos rezando juntos…
PADRENUESTRO…
DIOS TE SALVE MARÍA…
GLORIA AL PADRE, AL HIJO Y AL ESPÍRITU SANTO…