¡Buenos días!
Iniciamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
HISTORIA DE UN DÍA
En una ocasión, a media noche, los seres humanos tuvieron el mundo a su disposición. Durante mucho tiempo, por lo que sabemos, estuvieron muy tranquilos; por la mañana y por la tarde de ese día se limitaron a vagabundear en pequeños grupos, a cazar animales con lanzas y flechas, a refugiarse en cavernas y a vestirse con pieles. A las seis de la tarde comenzaron a aprender algo sobre semillas y agricultura, sobre pastoreo y cosas semejantes; a eso de las siete y media se habían instalado en grandes ciudades, en especial en Egipto, en la India y en unos países situados entre esas dos naciones.
Después llegó Moisés, que fue en busca de una tierra prometida, a las nueve menos cuarto de la tarde. Luego vinieron Buda en la India, Sócrates en Grecia, Confucio en China, que se juntaron y caminaron paralelos, pero sin llegar a conocerse, hacia las diez y diez. A las diez y media apareció Julio Cesar. A las once fue el momento de Mahoma.
Hacia las once y media surgieron las primeras grandes ciudades en Europa del Norte. A las doce menos cuarto los seres humanos salieron de esas grandes ciudades y saquearon el resto del mundo. Primero expoliaron América del Norte y del Sur, luego la India y, por último, cuando sólo faltaban cuatro minutos para la media noche, le llegó el turno a África.
Dos minutos antes de la media noche se desencadenó una guerra entre ellos a la que siguió otra semejante tan solo cincuenta segundos después.
En el último minuto del día, esos hombres de Europa fueron expulsados de la India, de África y de muchos países más, pero no de Norteamérica, donde se instalaron para siempre. En ese último minuto, además, inventaron las armas nucleares, llegaron a la Luna, fueron responsables de doblar prácticamente la población del mundo y consumieron más petróleo y metales que los que se emplearon en las veintitrés horas y cincuenta y nueve minutos anteriores.
Y cuando apenas faltaba un segundo para que acabara el día tú apareciste por ahí, en un lugar en el mundo y con muchas cosas por hacer y por decir para que, cada día, nuestro pequeño planeta funcione un poco mejor.
Un lugar (Antonio Orozco): https://youtu.be/kStKrUe2GPg
Terminamos diciendo todos juntos:
Padre nuestro…
Dios te salve María…
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…