Oramos por nuestros familiares y amigos enfermos, especialmente por la salud de la Licenciada Nancy Merino, las señoritas Mikaela Mejía, Jenixer Castillo, por los jovenes Gabriel Villacis y Miguel Rodriguez; por el Señor Edison Zuñiga y la señorita Rosita Gaibor, de octavo grado. Oramos de manera especial por el Eterno Descanso de la Señora Cristina Maruri y el Señor Jaime Enrique Pacheco Triviño.
También oramos por la Paz de Ecuador.
Hoy como Iglesia seguimos orando por las misiones en el mundo entero.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,39-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa.
Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».
Pedro le dijo:
«Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?».
Y el Señor dijo:
«¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas?
Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así. En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes.
Pero si aquel criado dijere para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber y emborracharse, vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles.
El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, ha hecho algo digno de azotes, recibirá menos.
Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá».
Hacemos juntos la Oración del DOMUND 2025
Padre bueno, haznos «gente de primavera»,
con una mirada siempre llena de esperanza
para compartir con todos.
Ayúdanos a mantener encendida
la llama de esa esperanza,
para que se convierta en una gran hoguera
que ilumine y dé calor
a un mundo abrumado por densas sombras.
Te pedimos por los misioneros y misioneras
que, siguiendo tu llamada,
han ido a otras naciones para dar a conocer
el amor que nos has tenido en Cristo.
Haz de ellos y de todos nosotros
misioneros de esperanza entre los pueblos,
impulsados a acoger, como Él y con Él,
el clamor de la humanidad.
Te lo rogamos por medio de María,
Madre de Jesucristo, nuestra esperanza.
Terminamos nuestra Oración juntando nuestras manos y dirigiendonos a nuestro Padre Dios, diciendo juntos: Padre Nuestro…y a nuestra Madre del Cielo, Dios te Salve Maria…y gloria al Padre…