Iniciamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen
Sí cambia
Un amigo nuestro iba caminando al atardecer por una playa desértica.
Mientras caminaba, divisó a otro hombre a lo lejos. Al acercarse, notó que el lugareño se agachaba constantemente, recogía algo y lo arrojaba al agua.
Una y otra vez, lanzaba cosas al océano.
Cuando nuestro amigo se acercó más todavía, vio que el hombre recogía estrellas de mar que se habían clavado en la playa y, de una en una, las iba devolviendo al agua.
Nuestro amigo se sintió confundido. Se acercó y dijo:
– Buenas noches, amigo. Me pregunto ¿qué está haciendo?
– Devuelvo estas estrellas de mar al océano. Ve, en este momento, la marea está baja y todas estas estrellas quedaron en la costa. Si no las echo nuevamente al mar, se mueren aquí por falta de oxígeno.
– Ya entiendo, respondió mi amigo. Pero ha de haber miles de estrellas de mar en esta playa.
Es imposible agarrarlas a todas. Son demasiadas. Además, seguramente esto pasa en cientos de playas a lo largo de toda la costa. No se da cuenta que no cambia nada.
El lugareño sonrió, se agachó, levantó otra estrella de mar para arrojarla de nuevo al mar y respondió: – ¡Para ésta, sí cambió algo!
Nos ponemos en las manos de nuestro Padre diciendo:
PADRE NUESTRO…
DIOS TE SALVE MARÍA…
GLORIA AL PADRE, AL HIJO Y AL ESPÍRITU SANTO…