Buenos días familia.
Iniciamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen
La fortaleza es la virtud de los convencidos. La fortaleza nos empuja a hacer lo que tenemos que hacer, aunque cueste, aunque tenga sus riesgos. Nos ayuda a superar las dificultades.
La fortaleza no está frecuentemente en hacer grandes cosas. Los días están llenos de muchas cosas pequeñas. Las grandes hazañas de la humanidad están hechas de miles de cosas pequeñas, realizadas con paciencia.
La fortaleza es una virtud cristiana, unida a la fe. El creyente encuentra en Dios la verdadera fuerza de la vida: “Mi fuerza y mi poder es el Señor” (Ex 15,2). Pero, como todas las virtudes, la fortaleza se aprende en esa escuela paciente de ir formando día a día nuestro carácter.
En nuestra ORACIÓN DE FAMILIA hoy, Señor, te pedimos:
Ayúdame a ser un cristiano tan consciente, que me dé cuenta de mis propias limitaciones; tan valiente, que no me hunda ante las dificultades de la vida; y tan humilde que llegue a descubrir que contigo sabré llevar adelante las tareas de cada día. AMÉN.
En mi debilidad:
Decimos juntos:
Padre nuestro…
Dios te salve María…
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…