Viernes 21 de octubre de 2022


¡Buenos días! 

Iniciamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Hoy nuestra oración y reflexión es a partir del testimonio de una misionera española.

IsabeI Solá llegó a Haití en 2008, después de vivir 18 años como misionera en Guinea. En 2010 sobrevivió al terremoto que asoló parte del país. En aquel momento, escribió una carta a su familia y amigos que ha sido publicada ahora. Os proponemos comenzar hoy nuestra jornada escuchando sus palabras.

La Iglesia catalana llora la muerte de la monja misionera Isabel Solà |  Cataluña Home | EL MUNDO

“Mi vida religiosa la siento, ahora más que nunca, como un regalo que no merezco, así

como la vida que Dios me ha querido guardar, entiendo que mi misión en esta vida no es hacer y hacer, sino de ser y ser…porque por muchos proyectos, trabajos, planes que esté llevando adelante, al final lo más importante es lo que somos y no lo que hacemos. No creo que Dios me haya mantenido con vida solo para hacer algo… porque yo no puedo salvar nada ni a nadie, pero puedo ser una hermana para mis hermanos. Y es lo único que ahora me importa.

Tengo la curiosa experiencia de que me falta todo y me sobra todo. Si entendéis eso, quizás es porque también, alguna vez, os paso un terremoto por encima que os aplastó, os derrumbó, os machacó, os hirió, os apuntó … pero no acabó con lo más importante, que es las ganas de vivir, de creer y quizás de servir.

Pensaréis que cómo puedo seguir viviendo en Haití, entre tanta pobreza y miseria, entre terremotos, huracanes, inundaciones y cólera… Lo único que podría decir es que Haití es ahora el único lugar donde puedo estar y curar mi corazón. Haití es mi casa, mi familia, mi trabajo, mi sufrimiento y mi alegría, y mi lugar de encuentro con Dios. Y si no… venid y lo veréis.”

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4, 1-6

Hermanos:
Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados.
Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor, esforzándoos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todos, que está sobre todos, actúa por medio de todos y está en todos.

Palabra de Dios.

Reflexión

Pablo, que ha proclamado con su boca “no soy yo, es Cristo que vive en mí”, lo profesa ahora con su vida, y no sólo porque se refiera a sí mismo como “el prisionero por el amor del Señor”, si no sobre todo, porque aún en medio de esa situación adversa, se olvida de sí mismo y de lo incómodo que puede resultar estar en la cárcel, y sigue exhortando a los cristianos a que vivan conforme a la vocación que han recibido. Está más preocupado por ellos que por él mismo.  

La vocación cristiana, la llamada a la santidad que todos hemos recibido, exige de nosotros un comportamiento concreto, como nos recuerda el apóstol: humildad, amabilidad y paciencia. Y tiene una finalidad: conservar la unidad fruto del Espíritu, mediante el vínculo de la paz.

ORACIÓN

Señor, en nuestra oración de familia te pedimos hoy por tantos misioneros que, como Isabel, sienten como suyos el sufrimiento del país al que han sido enviados. Te pedimos que con su vida sigan mostrando tu amor y tu ternura a los que más lo necesitan. Amén.

Encomendamos a Dios, nuestro Padre, por la salud de la señora Katherine Tamayo.

Padre nuestro….

Dios te salve María…

Gloria al Padre…

V/. Venerable Hermano Gabriel Taborin.

R/. Ruega por nosotros

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