¡Buenos días!
Empecemos esta mañana en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
La alegría es algo que llena la vida de María. Así comienza el saludo del ángel a María en los evangelios:
«Alégrate, MARÍA… (Xaire, María, en Griego)
Ella se conturbó por estas palabras y se preguntaba qué significaría aquel saludo» (Lc 1, 28-29).
«El fundamento último de la alegría es el amor. Dios ama: por eso es capaz de reír. Dios ríe en los que aman. A través de sus manos Dios habla y desde el fondo de sus ojos, sonríe a la tierra» (Khalil Gilbran) «Dios sonríe, dice la Escritura. Y con ello afirma que incluso la más pequeña sonrisa pura y delicada, que brota de no importa dónde, desde un corazón recto, ante cualquier tontería de este mundo, refleja una imagen y un rayo de Dios. Es una señal de Dios vencedor, señor de la historia y de la eternidad, del Dios cuya sonrisa nos demuestra que todo en definitiva es bueno» (Rahner).
Alégrate (Ain Karem)
DECIMOS TODOS JUNTOS
Alégrate porque, como a María, Dios nos saluda cada día con el gozo.
Alégrate, porque en la cultura del mercado global, donde todo se tasa y se vende, se te invita cada día a hacer pequeños gestos de gratuidad.
Alégrate, y ofrece gratuitamente a los demás lo que hagas, con una sonrisa.
PADRE NUESTRO…
DIOS TE SALVE MARÍA…
LORIA AL PADRE, AL HIJO Y AL ESPÍRITU SANTO…