¡Buenos días!
Empecemos esta mañana en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
La vocación no es cosa de razonamientos complicados. La vocación no es para corazones calculadores, miedosos y egoístas. La vocación es cuestión de amor, y por eso sólo la entienden los corazones grandes y generosos.
La vocación es: ser conscientes de que Jesús nos ofrece su amistad. Aceptarla e ir intensificando esa amistad con el trato es ponerse en camino de responder. Poco a poco se irá transformando nuestro corazón y se irá haciendo semejante al de Jesús, convirtiéndonos, así, en verdadera sal de la tierra y luz del mundo.
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Hoy, Señor, en nuestra oración de familia te decimos:
Señor, queremos ser sal y luz. Te pedimos que desde nuestro ser niños o jóvenes nos ayudes a descubrir nuestra vocación personal. Todos tenemso muchas capacidades que poner al servicio de los demás. Ayúdanos a ser generosos con nuestra vida. Te lo pedimos, Señor.
PADRE NUESTRO…
DIOS TE SALVE MARIA…
GLORIA AL PADRE, AL HIJO Y AL ESPÍRITU SANTO…