¡Buenos días!
Iniciamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La Pascua es abrir el corazón y respirar hondo. Es volver a sonreír, porque ni
siquiera la muerte podrá vencernos. Pascua también es apostar por el Amor,
como única arma para construir una nueva humanidad: amar, en vez de destruir
y matar. En la pandemia del covid y aún hoy, muchas personas nos han demostrado,
u nos muestran qué es amar, incluso hasta arriesgar y dar su vida…
Un testimonio de la actualidad: Del diario de una enfermera
“Suena el despertador. Tengo la sensación de haber dormido poco y mal, como si desde que empezó esta locura todos los días fueran iguales. Como estar viviendo un mal sueño.
El café en mi cocina me sabe a gloria, …Sé bien que será lo único que entre en mi
cuerpo hasta que vuelva a casa. También desde hace días tengo el estómago cerrado.
Sin ganas de comer. En estado de alerta 24 horas. Sin descanso.
Me monto en el coche y conduzco hacia el hospital por calles vacías, solitarias, sin
apenas ruido. Pongo música, muy alta y canto muy alto, como si cantando pudiera
vencer; sentirme poderosa con mi voz, lo contrario de lo que me siento cuando cruzo
las puertas de la planta. La música siempre salva, y sana, aunque sea a una pobre
enfermera que se engaña pensando que esta mañana será mejor.
Llego a la planta y veo las caras de mis compañeras de noche, agotadas del turno y de las semanas que llevamos trabajando sin descanso. Se repite cada día lo mismo, una lucha contrarreloj y sin descanso por atender bien a nuestros pacientes, pero sabes que te puede la situación, que haces lo que puedes, que priorizas cuidados y que eso es sumamente doloroso El equipo de protección individual… nos hace señales, heridas y sudar hasta el desmayo, pero también es una barrera que te impide tocar, abrazar, consolar y pasar tiempo con tus pacientes…
Seguimos priorizando y luchando contra el reloj, contra el aguante de nuestros
cuerpos y contra esa profesionalidad que te hace saber que hay cuidados y atenciones
que no puedes dar a tus pacientes. Creedme que eso duele más…. Todas estamos
comentando que lo más difícil y lo más duro es no poder abrazar.
Abrazar al paciente que sufre; abrazar al paciente en sus últimos momentos;
abrazar a las familias y acompañarlas en su duelo; abrazar a las compañeras en esos
pocos momentos en los que se rompen y lloran; abrazar a nuestros hijos, parejas, padres,
amigas.”
Video: Un paso más https://youtu.be/ky0VB8XrikQ
Decimos todos juntos:
PADRE NUESTRO…
DIOS TE SALVE MARÍA…
GLORIA AL PADRE, AL HIJO Y AL ESPÍRITU SANTO…