Miércoles, 28 de septiembre de 2022


¡Buenos días!

Iniciamos en el nombre Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen

Nuestro corazón, la afectividad, la ternura, el cariño, el amor es lo que nos hace humanos. Las máquinas pueden superarnos en muchas cosas, pero carecen de corazón, de ternura, de humanidad.

Escuchamos la siguiente canción titulada: “Soñar es de valientes (Rosana)”

Viva la vida
Desnuda de mentiras
Sin miedo de llevarnos donde quiera el corazón 
Que siempre viva la vida
Mientras el mundo gira
Entérate vivir nos hace fuertes
Soñar es de valiente.

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Reflexión-oración

Señor, ayúdanos a educar nuestro corazón, para que las dificultades de la vida no nos lo endurezcan y resequen.  Que nuestros sueños y esfuerzos por conseguirlos, tampoco nos alejen de los demás y endurezca nuestro corazón.

Pedimos esta mañana por los jóvenes que no han conocido la ternura; por las víctimas de todo tipo de violencia; por las personas que llevamos frecuentemente un corazón duro, un corazón de piedra. 

Para que todos vivamos y soñemos más este curso, desde el corazón, desde el amor.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 9,57-62

En aquel tiempo, mientras Jesús y sus discípulos iban de camino, le dijo uno: «Te seguiré adondequiera que vayas».

Jesús le respondió: «Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».

A otro le dijo: «Sígueme».

El respondió: «Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre».

Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios».

Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa».

Jesús le contestó: «Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios».

Palabra del Señor.

Reflexión.

En el evangelio de hoy vemos a tres aspirantes a seguir a Jesús, con sus matices y circunstancias personales. Jesús no se lo pone fácil. Les exige que le sigan a él radicalmente, el que “no tiene dónde reclinar la cabeza”, y que proclamen la buena noticia del Reinado de Dios. Todas las otras condiciones de sus posibles seguidores, las razones familiares o de otro tipo, caen por tierra. Jesús es consciente de que da mucho más de lo que le puedan ofrecer aquellos que le sigan. Les ofrece disfrutar de su amistad, disfrutar de todo un Dios Padre que, hagamos lo que hagamos, nos espera todas las tardes para estrecharnos en sus amorosos brazos… disfrutar de su luz que disipa nuestras tinieblas, regalarnos la vida de total felicidad después de nuestra muerte. Quien sigue de verdad a Jesús sale ganando.

Decimos juntos:

Padre nuestro…

Dios te salve María…

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…

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