¡Buenos días!
Iniciamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen
Cuentan que, en cierta ocasión, llegó un misionero a un pueblo indígena. Los
habitantes del pueblo recibieron al misionero con
grandes atenciones y se dispusieron a escucharlo.
-Vengo a traerles una Buena Nueva, la noticia de un
Dios Padre que nos quiere a todos y desea que
vivamos como auténticos hermanos, sirviéndonos y
ayudándonos unos a otros. ¿Van a aceptar la noticia
que les traigo y a recibir en sus corazones a ese
Dios Padre que nos ama a todos como verdaderos
hijos?
Calló el misionero y los indígenas permanecían en silencio.¿Lo aceptan o no lo aceptan? – insistió desconcertado el misionero.
Al rato, se alzó serena la voz del cacique diciendo:
Quédate a vivir con nosotros unos días y, si en verdad vives lo que quieres
enseñarnos, entonces volveremos a escucharte.
REFLEXIÓN:
Ser lo que se es. Hablar lo que se cree. Vivir lo que se proclama. Hasta las
últimas consecuencias y en la vida diaria.
DECIMOS TODOS JUNTOS:
Padre nuestro…
Dios te salve María…
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…