¡Buenos días!
Iniciamos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
“LLEVA LA LUZ”
Había una vez, hace cientos de años, en una ciudad de Oriente, un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida. La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella. En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira, y de pronto lo reconoce. Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo. Entonces, le dice:
– ¿Qué haces Guno, tú, ciego, con una lámpara en la mano? Si tú no ves. El ciego le responde:
– No llevo la lámpara para ver mi camino. Conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mí… No solo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.
REFLEXIÓN: Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno mismo y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite. Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil… ¡Qué hermoso sería si todos ilumináramos los caminos de los demás! Ayúdanos, Jesús, a ser luz para todos.
Maná: Bendita tu luz: https://www.youtube.com/watch?v=44kityInDvM
Decimos todos juntos:
Padre nuestro…
Dios te salve María…
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…