Buenos días familia.
Iniciamos en el nombre de Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen
Las siguientes palabras están escritas en la tumba de un obispo (1100 d. de C.) en la cripta de la abadía de Westminster: “Cuando yo era joven y libre y mi imaginación no conocía límites, soñaba con cambiar el mundo. A medida que me fui haciendo mayor y más prudente, descubrí que el mundo no cambiaría, de modo que acorté un poco la visión y decidí cambiar solamente mi país”. Pero eso también parecía inamovible.
“Al llegar a mi madurez, en un último y desesperado intento, decidí avenirme a cambiar solamente a mi familia, a los seres que tenía más próximos, pero ¡ay!, tampoco ellos quisieron saber nada del asunto”.
“Y ahora que me encuentro en mi lecho de muerte, de pronto me doy cuenta: “Sólo con que hubiera empezado por cambiar yo mismo…con mi solo ejemplo habría cambiado a mi familia”. Y entonces, movido por la inspiración y el estímulo que ellos me ofrecían, habría sido capaz de mejorar mi país y quién sabe si incluso no hubiera podido cambiar el mundo.
Hoy en nuestra oración de familia, te decimos: Gracias, Señor, porque este tiempo de Cuaresma nos permite mirar hacia nuestro interior, descubrir qué debemos cambiar para cambiar el mundo. Gracias, Señor.
Decimos juntos:
Padre nuestro…
Dios te salve María…
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo…